El manejo del dolor es un componente crítico en la atención médica, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado una escala para guiar a los profesionales en la administración de analgesia adecuada.1
Esta escala clasifica el dolor en niveles de leve, moderado y severo, proporcionando un marco estructurado para la selección de tratamientos.1,2
La OMS recomienda un enfoque escalonado, comenzando con analgésicos no opioides para el dolor leve, progresando a opioides débiles para el dolor moderado y finalmente a opioides fuertes para el dolor severo. 1,2 Este enfoque es respaldado por múltiples estudios que demuestran su efectividad en la mejora del control del dolor y la calidad de vida de los pacientes. 3,4,5
Tabla 1: Escala del dolor de la OMS
Referencia: (1).
El uso de opioides en el manejo del dolor ha sido objeto de debate debido a los riesgos de dependencia y abuso, sin embargo, son bien establecidos sus beneficios que al ser correctamente administrados han podido demostrar que la seguridad y eficacia están de la mano con este grupo de medicamentos (figura 1). 2 Es crucial equilibrar la efectividad analgésica con la minimización de riesgos, aplicando criterios estrictos para la prescripción y el monitoreo continuo de los pacientes (figura 2). 2,3
Figura 1: Diagrama de flujo para el manejo del dolor según la escala OMS
Referencia: World Health Organization (1).
La administración adecuada de opioides debe considerar tanto la dosificación correcta como la evaluación de los efectos secundarios potenciales. Diversos estudios han demostrado que la implementación cuidadosa de la escala de la OMS puede llevar a una mejora significativa en el manejo del dolor, reduciendo los episodios de dolor no controlado en pacientes con enfermedades crónicas o terminales. 4,5
Referencia: (4).
Además de los tratamientos farmacológicos, la OMS y otros investigadores sugieren la integración de terapias no farmacológicas como parte de un enfoque multidimensional para el manejo del dolor. 3,5 Estas intervenciones incluyen la fisioterapia, la terapia cognitivo-conductual y la acupuntura, que han demostrado ser efectivas como complementos a los analgésicos. 5
Figura 2: Riesgos asociados al uso de opioides
Referencia: Dowell et al. (2).
Tabla 3: Terapias adyuvantes y no farmacológicas en el manejo del dolor
Referencia: (5).
Las guías clínicas actuales enfatizan la necesidad de personalizar los tratamientos del dolor basados en la evaluación continua y la respuesta del paciente, asegurando así una atención centrada en el paciente. 3 En resumen, la escala del dolor de la OMS proporciona una base sólida para el manejo del dolor, aunque se requiere un enfoque cuidadoso y multidisciplinario para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. 1,2,3,4,5
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Referencias
- WHO Guidelines for the Pharmacological and Radiotherapeutic Management of Cancer Pain in Adults and Adolescents. Geneva: World Health Organization; 2018. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK537492/
- Dowell, D., Haegerich, T. M., & Chou, R. (2016). CDC guideline for prescribing opioids for chronic pain - United States, 2016. Disponible en: https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/71/rr/rr7103a1.htm
- Vowles, K. E., McEntee, M. L., Julnes, P. S., Frohe, T., Ney, J. P., & van der Goes, D. N. (2015). Rates of opioid misuse, abuse, and addiction in chronic pain: A systematic review and data synthesis.
- Guidelines on the management of chronic pain in children. Geneva: World Health Organization; 2020. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK566553/
- Dowell D. et al. CDC Clinical Practice Guideline for Prescribing Opioids for Pain - United States, 2022. (2022). Disponible en: https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/71/rr/rr7103a1.htm