El tromboembolismo venoso continúa siendo una de las principales causas prevenibles de morbilidad y mortalidad hospitalaria.
Durante años, las heparinas de bajo peso molecular (HBPM) fueron la base de la profilaxis, pero la introducción de los anticoagulantes orales directos (ACOD) transformó el abordaje clínico, ofreciendo alternativas eficaces, seguras y convenientes (1). Estos fármacos —rivaroxabán, apixabán, dabigatrán y edoxabán— inhiben de manera directa el factor Xa o la trombina, reduciendo la necesidad de monitoreo y mejorando la adherencia terapéutica.
Los ensayos pivotales MAGELLAN y MARINER marcaron el cambio de paradigma. En el primero, Cohen y colaboradores (2013) demostraron que rivaroxabán 10 mg una vez al día fue no inferior a enoxaparina en pacientes hospitalizados médicamente enfermos, con la ventaja de permitir una profilaxis extendida tras el alta (1). En el estudio MARINER, Spyropoulos et al. (2018) confirmaron la eficacia del mismo esquema de rivaroxabán para prevenir TEV posthospitalización, manteniendo un perfil de seguridad aceptable (2). Estos hallazgos sustentan la ampliación de la profilaxis hacia el periodo ambulatorio, donde el riesgo trombótico persiste pero la adherencia a la terapia inyectable es baja.
La evidencia reciente refuerza esta tendencia. En una revisión sistemática y metaanálisis de datos del mundo real, Alshahrani y colaboradores (2024) compararon ACOD con warfarina en más de 45.000 pacientes con enfermedad tromboembólica venosa (ETV). Los ACOD mostraron una reducción significativa en el riesgo de hemorragia mayor y una eficacia equivalente en la prevención de recurrencias (3). Estos resultados confirman que la eficacia de los ACOD no solo es comparable a la de las terapias tradicionales, sino que además aportan un perfil de seguridad superior, especialmente en pacientes ambulatorios o con comorbilidades múltiples.
En el contexto oncológico, donde la trombosis asociada al cáncer representa un desafío terapéutico, los datos también son consistentes. Wang y Connors (2024) destacaron que apixabán y rivaroxabán presentan resultados equiparables a las HBPM, pero con mejor calidad de vida percibida por los pacientes y menor incidencia de sangrado clínicamente relevante (4). Asimismo, Fu et al. (2025), en un metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados, concluyeron que los ACOD ofrecen una reducción del 40% en el riesgo de hemorragia intracraneal y una eficacia sostenida en la prevención de TEV en comparación con warfarina y HBPM (5).
El ensayo EINSTEIN CHOICE, liderado por Weitz y colaboradores (2017), demostró que rivaroxabán 10 mg diarios fue superior a aspirina en la prevención secundaria de TEV, sin aumentar el riesgo de hemorragia mayor (6). Este estudio reforzó la noción de que los ACOD no solo son útiles en el tratamiento activo, sino también en la profilaxis extendida a largo plazo.
La selección del anticoagulante y la duración de la profilaxis deben individualizarse según la función renal, edad, peso corporal y riesgo de sangrado. Las guías CHEST 2021 recomiendan el uso de ACOD como primera línea en la mayoría de los pacientes sin contraindicaciones, relegando el empleo de HBPM a casos especiales como insuficiencia renal severa o embarazo (7). De igual modo, la EHRA 2021 subraya la importancia de ajustar la dosis en función del aclaramiento de creatinina y del riesgo hemorrágico, con el fin de optimizar la seguridad y adherencia (8).
En conclusión, los anticoagulantes orales directos han redefinido la profilaxis moderna del tromboembolismo venoso. Su eficacia comparable, su superior perfil de seguridad y su facilidad de administración los posicionan como el estándar actual, desplazando gradualmente a las heparinas inyectables y consolidando un nuevo paradigma de prevención personalizada, eficaz y sostenida del TEV y la TVP. (1-8)
Referencias
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Cohen AT, et al. Extended thromboprophylaxis with rivaroxaban compared with enoxaparin in acutely ill medical patients (MAGELLAN). N Engl J Med. 2013;368:513-523. PMID: 23388003. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23388003/
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Spyropoulos AC, et al. Rivaroxaban versus placebo for extended thromboprophylaxis after hospitalization (MARINER). N Engl J Med. 2018;379:1118-1127. PMID: 30145946. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30145946/
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Alshahrani WA, et al. Safety and Effectiveness of Direct Oral Anticoagulants Versus Warfarin in Patients with Venous Thromboembolism using Real-World Data: A Systematic Review and Meta-Analysis. Am J Cardiovasc Drugs. 2024 Nov;24(6):823-839. PMID: 39420152. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39420152/
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Wang TF, Connors JM. The Pursuit of "Best" Anticoagulant for Cancer-Associated Thrombosis: Are We There Yet? JACC CardioOncol. 2024 Jan 9;6(1):114-116. PMID: 38752825. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/38752825/
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Fu W, et al. Efficacy and safety of anticoagulants on venous thromboembolism: a network meta-analysis of RCTs. Front Pharmacol. 2025;15:1519869. https://doi.org/10.3389/fphar.2024.1519869/
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Weitz JL, et al. Rivaroxaban or aspirin for extended treatment of venous thromboembolism (EINSTEIN CHOICE). N Engl J Med. 2017;376:1211-1222. PMID: 28316279. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28316279/
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Stevens SM, et al. Antithrombotic Therapy for VTE Disease: CHEST Guideline and Expert Panel Report. Chest. 2021;160(6):e545-6608. PMID: 34352278. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34352278/
8. Steffel J, et al. 2021 European Heart Rhythm Association Practical Guide on the use of non-vitamin K antagonist oral anticoagulants. Europace. 2021;23(10):1612-1676. PMID: 33895845. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33895845/