La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones y el daño del cartílago y los huesos circundantes.
La prevalencia de la AR en la población general es del 1% y afecta principalmente a mujeres de mediana edad. Aunque no se conoce la causa exacta de la AR, se cree que una combinación de factores genéticos y ambientales contribuyen a su desarrollo.1
El diagnóstico temprano de la artritis reumatoidea es crucial para prevenir el daño irreversible de las articulaciones y mejorar la calidad de vida del paciente. Los criterios diagnósticos más utilizados son los criterios del Colegio Americano de Reumatología y la Liga Europea contra el Reumatismo (ACR/EULAR), que se basan en la presencia de ciertos síntomas y signos y algunos resultados de paraclínicos. ver tabla 1.1 y 1.2.1,2,3,4
La evaluación clínica desempeña un papel fundamental en el diagnóstico temprano de la AR. La presencia de signos y síntomas clínicos característicos, como rigidez matutina prolongada, dolor articular simétrico y afectación de las articulaciones pequeñas de las manos y los pies, aumenta la sospecha de AR. Según las guías de la EULAR, cuando se cumplen al menos cuatro de los siete criterios clínicos, existe un alto valor predictivo positivo para el diagnóstico de AR. Estos criterios incluyen la presencia de artritis en al menos tres áreas articulares, la afectación de las articulaciones de las manos, la serositis, la rigidez matutina y los resultados de los exámenes de laboratorio, como el factor reumatoide (FR).
El FR es un marcador serológico que puede estar presente en la AR. Según las guías de la EULAR, un valor predictivo positivo significativo se alcanza cuando el FR está presente en títulos moderados o altos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el FR no es específico de la AR y puede estar presente en otras enfermedades reumatológicas. Por lo tanto, se recomienda utilizar el FR en combinación con otros criterios clínicos y de laboratorio para aumentar la precisión del diagnóstico temprano de la AR.
Tabla 1.1 Valores predictivos positivos de EULAR:
Tabla 1.2 Criterios diagnósticos de AR. ACR/EULAR 2010
Una vez que se diagnostica la AR, el objetivo principal del tratamiento es controlar la inflamación y prevenir el daño articular. El tratamiento farmacológico se basa en el uso de medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD). En casos graves, se pueden utilizar terapias biológicas como los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF) y los inhibidores de la interleucina-6 (IL-6). También se recomienda el uso de glucocorticoides a dosis bajas para el control temporal de la inflamación. A continuación se resumen las recomendaciones de diagnostico y tratamiento temprano.3,4,5,6
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Realizar una historia clínica detallada, incluyendo antecedentes personales y familiares de enfermedades autoinmunitarias, así como los síntomas actuales del paciente. Es importante preguntar acerca de la duración de la inflamación articular, la presencia de rigidez matutina y la distribución de las articulaciones afectadas. |
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Realizar un examen físico completo, enfocándose en la evaluación de las articulaciones, la piel y los ojos. Es importante buscar signos de inflamación, como calor, rubor, dolor y edema. |
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Realizar pruebas de laboratorio, incluyendo análisis de sangre para detectar inflamación, autoanticuerpos y marcadores de la enfermedad, como la proteína C reactiva (PCR), la velocidad de sedimentación globular (VSG) y el factor reumatoide (FR) y anticuerpos anti péptidos citrulinados cíclicos (anti-CCP). |
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Realizar pruebas de imagen, como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas, para evaluar la inflamación y daño en las articulaciones. |
Recomendaciones farmacológicas específicas y no farmacológicas para el tratamiento temprano de la artritis reumatoide:
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Referencias