La hipertensión pulmonar es una condición hemodinámica y fisiopatológica definida como un aumento de la presión arterial pulmonar (PAP) media ≥ 25 mm Hg en reposo evaluada mediante cateterismo cardíaco derecho.
Su clasificación actual se observa en el cuadro 1.1 Es una condición que incrementa el riesgo de morbilidad y mortalidad, donde uno de los factores asociados es la trombosis. Los datos fisiopatológicos y clínicos respaldan el uso de anticoagulantes orales (ACO) en la hipertensión arterial pulmonar (HAP) y la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTEC). Un metanálisis (Khan 2018) confirmó que el uso de anticoagulantes orales puede mejorar la supervivencia en HAP idiopática,2 e importantes guías también han hecho sus recomendaciones al respecto basados en la evidencia disponible.3
La European Society of Cardiology (ESC) y la European Respiratory Society (ERS) publicaron sus últimas guías sobre el diagnóstico y tratamiento de la HAP en 2015 donde recomendaban el uso de anticoagulantes orales (ACO) en pacientes con HAP idiopática, HAP hereditaria y HAP por anorexígenos (Recomendación Clase IIb, Nivel de Evidencia C). Aunque no hicieron recomendación específica sobre molécula o tipo de ACO a usar.2,3
Tabla 1. Resultados de eventos adversos presentados por pacientes en el estudio EXPERT.4
Los datos obtenidos de diferentes estudios, y concluidos por metanálisis y revisiones sistemáticas permiten establecer a hoy que, en conclusión, las tasas de eventos hemorrágicos parecen similares o menores en pacientes con HAP que reciben ACOD frente a antagonistas de vitamina K, pero puede haber una señal de aumento de eventos embólicos y/o trombóticos con ACOD. Aun hay falta de evidencia concluyente para poder hacer una recomendación al respecto.4,5,6
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Referencias