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Impacto de la vitamina D y su receptor (VDR) en la salud ósea

Escrito por Laboratorios Legrand | Sep 1, 2025 5:18:00 PM

 La vitamina D ha sido tradicionalmente reconocida por su papel en el metabolismo fosfocálcico, sin embargo, investigaciones recientes han ampliado su espectro fisiológico, demostrando una influencia directa sobre la homeostasis ósea, la masa muscular y la prevención de caídas, especialmente en adultos mayores. 

Este efecto es mediado principalmente por el receptor de vitamina D (VDR), una proteína intracelular expresada en múltiples tejidos, incluidos músculo esquelético y osteoblastos, cuya activación regula la transcripción de genes implicados en la contracción muscular, diferenciación celular y remodelación ósea (1). Además, la vitamina D actúa como una hormona esteroide con efectos genómicos y no genómicos, lo que refuerza su importancia sistémica (2). El eje vitamina D–VDR modula la resorción y formación ósea a través del control de la expresión de RANKL y osteoprotegerina, elementos clave en la activación de osteoclastos. En adultos mayores, la disminución progresiva de la síntesis cutánea de vitamina D y la menor exposición solar reducen significativamente los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D [25(OH)D], lo cual se ha correlacionado con una disminución de la densidad mineral ósea (DMO) y un incremento del riesgo de fracturas osteoporóticas no vertebrales (3).

Adicionalmente, estudios observacionales han demostrado una asociación lineal entre niveles bajos de vitamina D y pérdida acelerada de masa ósea, especialmente en mujeres postmenopáusicas, donde una concentración sérica menor a 20 ng/mL se relaciona con riesgo osteoporótico clínico elevado (4). Más allá del hueso, la vitamina D desempeña un papel fundamental en la función muscular. Se ha documentado que la activación del VDR en fibras tipo II promueve la síntesis proteica y mejora la eficiencia contráctil, reduciendo el riesgo de caídas, particularmente en mayores institucionalizados o con sarcopenia (5).

Estudios de intervención han evidenciado que la suplementación con vitamina D en dosis entre 800 y 2.000 UI diarias mejora la fuerza de prensión manual, la velocidad de marcha y el desempeño en pruebas de levantarse de la silla, especialmente en personas con niveles basales de 25(OH)D < 20 ng/mL (3). Sin embargo, se han utilizado también dosis más altas, de hasta 5.000 UI e incluso mayores, mostrando beneficios en la función muscular y el estado general en adultos mayores con deficiencia persistente (6,7). Estas estrategias de dosificación intensiva requieren supervisión médica, ya que existe evidencia de que a mayor dosis acumulada de vitamina D, también aumentan los riesgos de hipercalcemia, deterioro de la función renal y mayor riesgo de caídas en ciertos perfiles de pacientes (8). Además, se ha comprobado que la pérdida de VDR en tejido muscular se asocia con disminución de masa y fuerza, mientras que su sobreexpresión en modelos animales con envejecimiento retrasa la atrofia muscular y mejora la regeneración postlesión (4).

En adultos mayores, el déficit de vitamina D se asocia de forma independiente con riesgo de hospitalización, mayor tiempo de recuperación funcional tras cirugía ortopédica y peor respuesta a la rehabilitación neuromuscular. Estos hallazgos tienen implicaciones clínicas directas, ya que la detección temprana del déficit y la intervención nutricional pueden mejorar no solo la salud ósea, sino también la calidad de vida y la autonomía funcional (9).

Las guías actuales recomiendan mantener niveles séricos de 25(OH)D por encima de 30 ng/mL en adultos mayores, especialmente aquellos con fragilidad, osteoporosis o caídas recurrentes, recomendando suplementación con colecalciferol en combinación con calcio cuando sea necesario (10). En conclusión, la vitamina D y su receptor VDR actúan de manera sinérgica para mantener la integridad ósea y muscular en adultos mayores, modulando procesos biológicos esenciales que van desde la densidad mineral hasta la fuerza y el equilibrio postural. Reconocer su importancia permite implementar estrategias preventivas costo-efectivas orientadas a reducir el riesgo de fracturas, inmovilidad y dependencia funcional en una población en crecimiento.(1-10)

Tabla 1. Dosis y efectos clinicos y riesgos de vitamina D

Dosis (UI/día)

Efecto clínico

Riesgo

Comentario

800 a 2.000

Mejora fuerza muscular, prevención de caídas y fracturas

Bajo

Recomendado en adultos mayores con deficiencia leve a moderada (3, 9)

2.000 a 4.000

Mejora adicional en masa ósea y rendimiento funcional

Bajo-moderado

Puede usarse en déficit persistente o condiciones con mala absorción (3, 6)

4.000 a 10.000

Efecto intensivo en deficiencias severas, beneficios en sarcopenia avanzada

Riesgo potencial de hipercalcemia en tratamientos prolongados

No usar más de 8 semanas sin control médico (6, 7, 8)

10.000 a 50.000

Dosis farmacológicas usadas en tratamientos de choque o regímenes intermitentes

Riesgo moderado-alto: hipercalcemia, daño renal, aumento de caídas en ciertos casos

Supervisión estricta; se usa en deficiencia grave o en regímenes semanales (6, 7, 8)

100.000 (dosis única o mensual)

Aumenta rápidamente niveles séricos; útil en adherencia baja o poblaciones institucionalizadas

Riesgo alto si se repite sin control

Usar solo como dosis de carga; no recomendada como régimen crónico (6, 8)

 

Referencias

  1. Bischoff-Ferrari, H. A., et al. (2020). Vitamin D supplementation and musculoskeletal health in older adults. Nat Rev Endocrinol, 16(7), 409–425. https://www.thelancet.com/journals/landia/article/PIIS2213-8587(18)30347-4/fulltext
  2. Bouillon, R., et al. (2023). Vitamin D: a steroid hormone with pleiotropic effects. Endocr Rev, 44(2), 219–275. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10226400/
  3. Giustina, A., Bilezikian, J. P., Adler, R. A., et al. (2024). Consensus statement on vitamin D status assessment and supplementation: Whys, whens, and hows. Endocrine Reviews, 45(5), 625–654. https://academic.oup.com/edrv/article/45/5/625/7659127
  4. Pérez-Herrera, A., Gómez-Martínez, C., Díaz, et al. (2023). Targeting neuropathic pain through nutritional interventions: A systematic review of clinical studies. Nutrients, 15(20), 4377. https://www.mdpi.com/2072-6643/15/20/4377
  5. Kurowska A., Ziemichód W., Herbet M., Piątkowska-Chmiel I. (2023). The Role of Diet as a Modulator of the Inflammatory Process in the Neurological Diseases. Nutrients, 15(6), 1436. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC10057655/
  6. Ilahi, M., Armas, L. A. G., & Heaney, R. P. (2008). Pharmacokinetics of a single, large dose of cholecalciferol. Am J Clin Nutr, 87(3), 688–691. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18326588/
  7. Zittermann, A., et al. (2019). Effects of vitamin D on muscle strength, fall and fracture risk in older adults: a systematic review. Cleve Clin J Med, 89(3), 154–164. https://www.ccjm.org/content/89/3/154
  8. Amrein, K., et al. (2019). Vitamin D toxicity—still a rare but possible side effect. Nutrients, 11(2), 302. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31746327/
  9. Vitamin D recommendations: International Osteoporosis Foundation. https://www.osteoporosis.foundation/vitamin-d-recommendations
  10. Canadian Dermatology Association. (2012). La vitamina D y los pacientes de edad avanzada: Lo que necesita saber. Ottawa, Canadá. https://www.cda-amc.ca/sites/default/files/pdf/Vitamin-D_Elderly_Patients_es-12_e.pdf